
La labor del docente es única y el trabajo con adolescentes lo es más. La adolescencia puede ser transitada de diversas formas, lo esencial es comprender que es una etapa de crisis; tanto para el joven en desarrollo como para sus figuras parentales. Para realizar un acompañamiento acorde y con buenos resultados educativos es necesario conocer como se vive esta etapa.
Para poder entender el mundo de la adolescencia debemos recordar que: El adolescente necesita figuras parentales, imagos o relevos, contenedores y presentes pero no intrusivos. El adolescente en lugar de “decir” va a actuar (sus actos nunca carecen de significados), necesitan de la transmisión de sus orígenes (puntos de anclajes y capital fantasmático), del re-conocimiento y comprensión de su estado, de su aceptación a pesar de sus cambios, y así como necesita enfrentar al adulto necesita también del adulto que le haga frente (no se debe claudicar).
Los adolescentes necesitan límites, en la escuela buscan muchas veces figuras parentales; así que no es necesario intentar cubrir necesidades afectivas con ellos. El adolescente es un diamante en bruto, debemos tener cuidado en cómo vamos a proceder. Tampoco debemos pretender que nos sigan en todo como
borregos.
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